La escena de obligar a un niño a saludar cuando se llega a algún lugar, o cuando llega alguien que debes saludar, es más que conocida por todos los que estamos rodeados de algún niño.
Las reacciones a esta obligación, si el niño se niega a saludar, lo cual es más que común, pueden ser varias, como por ejemplo limpiarse el beso que le acaban de dar, o simplemente esconderse detrás de su padre o madre por vergüenza.
Según estudios realizados por los integrantes de ISArgentina, obligar a un niño a dar un beso a una persona que no conocen o que sí conocen pero que en ese momento no sienten ganas de llevarlo a cabo, se los está exponiendo a que tengan un menor control sobre su cuerpo. Pueden hacerle pensar al niño de que no está haciendo algo bien o que él no está bien, llegando al punto de pensar que se relacional mal o no sabe relacionarse con los demás.
Los profesionales de ISArgentina explican que a los adultos, especialmente a los padres, les cuesta entender esta angustia o este problema por saludar a los demás adultos, porque para ellos no supone ninguna amenaza. Pero lo más importante, es que a los niños, ya sea por vergüenza o porque son más retraídos al no conocer a alguien quizás, estas situaciones pueden causarle un gran malestar, y además, un doble malestar, por la situación en la que se encuentran y por pensar que van a ser criticados por sus padres o por los mayores por no reaccionar como ellos esperan. Esto además puede causar daños psicológicos, como ansiedad.